Casa Balint en Bétera

Una forma en apariencia caprichosa, que realmente resulta de condicionantes objetivos: aprovechamiento de la edificabilidad y optimización estructural. Un cuerpo superior apoyado tan solo en 4 soportes, generándose dos extremos volados para compensar, y ser compensados por, el vano interior.

La elipse como anillo de tracciones con el que acodalar los empujes laterales de una cubierta en arco, de la que se suspenden los muros estructurales para recoger las cargas del forjado de piso. Adicionalmente, el muro anular de canto variable, que configura el perímetro elíptico, permite aportar la rigidez necesaria para resolver un recuadro central de 12m de lado y voladizos de 6m, con tan solo 20cm de losa maciza. Así pues, la colaboración conjunta de losas, muros, cubierta en arco y anillo perimetral configuran un conjunto unitario en el que cada parte colabora con las otras, y es imprescindible, en el fenómeno tensional. Pocas veces la convivencia de estructura y arquitectura es tan estrecha, como en este proyecto singular.

El volumen curvo consigue disolver el impacto de la planta superior de la vivienda, permitiendo una mayor superficie útil a la vez que una sensación de ligereza y amplitud en la parcela. La elipse, lejos de ser un capricho impuesto desde el proyecto arquitectónico, juega un papel fundamental en la reducción de los momentos negativos de voladizo y en la materialización del anillo de atado perimetral.